Por:
Alan Muñoz Medina
Muy pocas personas saben el oscuro mundo que puede llegar a crear un niño tan "negativo" cuando está cerca de su familia, y es que Abel es uno de esos protagonistas que la gente termina odiando después de ver lo molesto y repetitivo que se torna el personaje al dejar en situaciones incomodas a su familia, así, durante el transcurso de la historia, veremos un personaje que encuentra en la imitación de su padre el relleno para el hueco que dejó su progenitor al abandonar el hogar mientras asusta a propios y extraños.
El argumento en un principio se presenta de manera borrosa, usando casi puras escenas oscuras para contarnos la historia, algo que se puede considerar un error por que el protagonista es un niño cuyas maldades se desarrollan casi siempre en las noches, cuando por lo regular uno espera que el desarrollo sea de día, eso sin contar que a veces la oscuridad roba la atención al no podernos centrar en la escena.
Musicalmente hablando, la película ambienta las acciones pícaras con una melodía que a veces llega a causar el enfado de quien la escucha, por suerte Diego Luna se dio cuenta a media película y evitó volver a poner ese sonido.
En general termina siendo un intento de hacer una buena película que decepciona por las espectativas que uno deposita en el director, y aunque termina siendo una especie de comedia oscura protagonizada por un niño odioso.
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