domingo, 29 de agosto de 2010

El amor no conoce edad... ni època



No me atraen las recreaciones de época sobre burgueses decadentes. Reconozco pues que no soy la espectadora más adecuada para ""Cheri", pero me gusta disfrutar del buen cine independientemente de su género. Después de todo la primera referencia es la anterior colaboración de Stephen Frears y Michelle Pfeiffer, "Las amistades peligrosas", también recreación de época sobre burgueses decadentes, pero muy buena película.

Chéri es un producto de artesanía agradable, técnicamente "académica" donde su principal desarrollo reside en un guión que no se decide entre la alegoría romántica y el drama decadente.  Brilla entre la vistosa secuencia de sus imágenes, el guapo Rupert Friend y muy especialmente, la presencia de Michelle Pfeiffer quien, más dueña de sus recursos que nunca, recoge los aplausos por su personaje que sólo ella sabe interpretar con el flujo húmedo y magnético de su mirada. Para que después quedará ese primer plano final que resume toda la película donde la Pfeiffer, con la mirada fija frente a un espejo, advierte que los años no la han perdonado.

La película es una historieta rosa en la que parece no suceder nada relevante, salvo el amor y ni siquiera un amor trascendente entre dos seres extraordinarios, sino un amor picarón y sabio entre una cortesana ya madura y su joven amante. Gracias a una fotografía llena de luz, que hace que la Pfeiffer parezca haberse vuelto más "joven" en lugar de verse más grande. 

Chéri llega a la misma conclusión que otros clásicos del cine: jugar demasiado con el corazón puede hacer que éste acabe rompiéndose, por más inmunes al sentimiento amoroso que se crean sus "jugadores".

Estefania Vieyra Rivas

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